22 Lo único que nunca cambió (Desenlace)
¿Y…?
Luego transcurrir tanto o cuanto tiempo posterior al último segundo comprendido entre comillas formalmente por la más reciente edición de Diario Temtiano, se puede decir con toda certeza que ahora mismo su ubicación temporal, sin tener que especificarle una fecha concreta, se encuentra muy bien definida. Entre medio de la prolongación y de su conclusión, allí en ese ambiguo instante está. Qué tan cerca de uno u otro, eso lo estaría anticipando el contexto, aunque considerando al particular pero a veces predecible misterio que caracteriza a estas crónicas en su conjunto, los pronósticos están sujetos a romperse.
Por lo que como en contadas y numerosas ocasiones ya ha sucedido, con la intención de seguir realizando su labor, cumpliendo su responsabilidad, manteniendo viva la tradición, y saciando su deseo de superación, sin saber con precisión cuando pero con algunos indicadores que tendrían que comunicarlo y aproximarlo… Diario Temtiano podría volver a hacer una aparición en el marco dónde y cómo la situación lo amerite, y así renovarse una vez más.
Pero también esta podría ser la última vez, porque bien es cierto que entre lo amplio que es el pasado, el presente y el futuro, existe el momento en el que Diario Temtiano se estancó y chocó con barreras temporales mientras intentaba aferrarse sus propósitos. Quizás ese singular acontecimiento se caracterice por ser bastante explícito, ya sea por circunstancias narradas dentro de la obra, por cualquier episodio experimentado o por vivir que no esté en ella pero que sí la afecte, por algo más peculiar aún, o a lo mejor es factible que no haya o vaya a haber claridad respecto a cuándo, cómo, ni porqué. Y para no dejar de serle fiel a uno de los principios temtianos más fuertes y duraderos, más allá de como pueda llegar a ser, el desenlace, por llamarlo de alguna forma, es abierto, inconcluso, porque luego hay más.
Esa o esta última aparición vigente y con vida en la escena correspondiente no significa ni atenta contra la existencia de la Historia Temtiana, pues luego de esa puntual ocasión, su camino seguirá siendo recorrido eternamente, solo que ya sin la misma retardada compañía. Ni durante la bonanza más prospera, ni cuando se cree que se está viviendo la coyuntura más crítica de todas, nunca la continuidad de la Historia Temtiana corre peligro de extinción, siempre de alguna manera u otra esta se continuará desarrollando. Para conocer cómo, cuándo, quiénes o qué, y por qué, será necesario estar ahí. Y eso es lo más importante, porque en definitiva Diario Temtiano trata de ella, no de sí mismo: es un elemento más contenido en el interior de lo tan indescriptible que es.
En síntesis, no es un tema más, el tiempo no sabe terminarlo. Aún así, después de tanto texto, incluidas reiteraciones más reiteraciones entre idas y vueltas, es posible que no solo la pregunta de qué prosigue no esté respondida correctamente, sino que también seguramente nada esté quedando claro, pero no importa, lo fundamental es lo siguiente: no existe punto final que de cierre a la Historia Temtiana.